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Desafíos psicológicos de la movilidad internacional
Información práctica - Publiée le 2 de febrero de 2021
Descubra nuestro artículo sobre los desafíos psicológicos de la movilidad internacional
Desafíos psicológicos de la movilidad internacional
El número de personas que se muda al extranjero crece cada año y en su mayoría se trata de familias que se establecen fuera por periodos de tiempo cada vez más largos. Es una experiencia enriquecedora, pero psicológicamente puede plantear un reto.
¿Qué repercusión tiene la movilidad internacional?
Mudarse al extranjero implica cambios en casi todos los aspectos de la vida: familia, círculo social, trabajo y entorno. Significa dejar todo atrás y reconstruirlo en otro lugar. Para lograr adaptarse, necesita unos recursos psicológicos considerables. Necesita confianza en sí mismo y en su capacidad para resolver cualquier problema que pueda surgir. Viajar al extranjero puede resultar agobiante para cualquier persona y si se muda con su familia, la comunicación entre todos los miembros (cónyuges y/o progenitores e hijos) es esencial.
El "ciclo de vida del expatriado"
Cuando los expatriados llegan a otro país, atraviesan una serie de etapas reconocibles conocidas como "ciclo de vida del expatriado". En la mayoría de los casos, desarrollan nuevos hábitos y alcanzan un equilibrio en el que se sienten cómodos, si no como en casa, en su nuevo país.
La etapa de choque cultural es la más delicada psicológicamente. Comienza unos tres meses después de la llegada al nuevo país. Cuando el expatriado acaba de llegar está en una fase de embelesamiento, pone de su parte y está eufórico por sus nuevos descubrimientos. Una vez que acaba dicha etapa, puede sentirse agotado, perder confianza en sí mismo y empezar a dudar del proyecto. Pueden aparecer síntomas de ansiedad (trastornos del sueño, de concentración, irritabilidad). Estos efectos psicológicos pueden ser suaves y disminuir a medida que la persona se adapta o mucho más graves y poner en entredicho todo el proyecto.
Por último, volver al hogar supone un periodo difícil para el 70 % de las personas. La expatriación abre nuevos horizontes y le ofrece experiencias inimaginables y a menudo extraordinarias. Regresar al día a día en su país de origen y su empresa dista de ser sencillo. Los demás, ya sean sus amigos, compañeros, seres queridos o superiores, no siempre van a escuchar, reconocer o valorar sus experiencias en el extranjero.
¿Sufren las personas que viven en el extranjero problemas psicológicos distintos al resto?
Las personas que viven en el extranjero no sufren problemas psicológicos distintos al resto de la población, pero sí que pueden tardar mucho más en detectarse. Estar lejos de los suyos, aislado en un nuevo país y experimentar dificultades para encontrar la ayuda apropiada en su idioma natal puede impedir a la gente conseguir el tipo de apoyo psicológico al que tendría acceso en su hogar.
También está la cuestión de las representaciones mentales. La expatriación por razones profesionales se juzga de acuerdo con criterios de rendimiento y es muy exigente. Ya sea para trabajar para una gran empresa internacional, un organismo humanitario o cursar unas prácticas laborales de estudiante, mudarse al extranjero suele percibirse como una inversión muy costosa en una nueva oportunidad. Admitir que se tiene un problema es difícil, ya que equivale a reconocer un fracaso o debilidad.
Los problemas más comunes que afrontan los expatriados hoy día son la ansiedad, la depresión, el desgaste profesional y las adicciones (alcohol, drogas y fármacos recetados). En ocasiones los expatriados reciben tratamiento por trastornos de estrés postraumático debido a situaciones graves (asaltos, desastres, accidentes, secuestros, etc.).
¿Cuál es la mejor forma de lidiar con estos desafíos psicológicos?
Es importante que todas las personas que participan en la expatriación (desde recursos humanos y seguridad hasta médicos de empresas y la dirección general) sean conscientes y estén adiestradas acerca de esta repercusión psicológica distintiva. La valoración y detección de los problemas existentes o posibles de un individuo antes de marcharse y a su regreso contribuirá a su salud y bienestar personal y profesional.
El número de personas que se muda al extranjero crece cada año y en su mayoría se trata de familias que se establecen fuera por periodos de tiempo cada vez más largos. Es una experiencia enriquecedora, pero psicológicamente puede plantear un reto.
¿Qué repercusión tiene la movilidad internacional?
Mudarse al extranjero implica cambios en casi todos los aspectos de la vida: familia, círculo social, trabajo y entorno. Significa dejar todo atrás y reconstruirlo en otro lugar. Para lograr adaptarse, necesita unos recursos psicológicos considerables. Necesita confianza en sí mismo y en su capacidad para resolver cualquier problema que pueda surgir. Viajar al extranjero puede resultar agobiante para cualquier persona y si se muda con su familia, la comunicación entre todos los miembros (cónyuges y/o progenitores e hijos) es esencial.
El "ciclo de vida del expatriado"
Cuando los expatriados llegan a otro país, atraviesan una serie de etapas reconocibles conocidas como "ciclo de vida del expatriado". En la mayoría de los casos, desarrollan nuevos hábitos y alcanzan un equilibrio en el que se sienten cómodos, si no como en casa, en su nuevo país.
La etapa de choque cultural es la más delicada psicológicamente. Comienza unos tres meses después de la llegada al nuevo país. Cuando el expatriado acaba de llegar está en una fase de embelesamiento, pone de su parte y está eufórico por sus nuevos descubrimientos. Una vez que acaba dicha etapa, puede sentirse agotado, perder confianza en sí mismo y empezar a dudar del proyecto. Pueden aparecer síntomas de ansiedad (trastornos del sueño, de concentración, irritabilidad). Estos efectos psicológicos pueden ser suaves y disminuir a medida que la persona se adapta o mucho más graves y poner en entredicho todo el proyecto.
Por último, volver al hogar supone un periodo difícil para el 70 % de las personas. La expatriación abre nuevos horizontes y le ofrece experiencias inimaginables y a menudo extraordinarias. Regresar al día a día en su país de origen y su empresa dista de ser sencillo. Los demás, ya sean sus amigos, compañeros, seres queridos o superiores, no siempre van a escuchar, reconocer o valorar sus experiencias en el extranjero.
¿Sufren las personas que viven en el extranjero problemas psicológicos distintos al resto?
Las personas que viven en el extranjero no sufren problemas psicológicos distintos al resto de la población, pero sí que pueden tardar mucho más en detectarse. Estar lejos de los suyos, aislado en un nuevo país y experimentar dificultades para encontrar la ayuda apropiada en su idioma natal puede impedir a la gente conseguir el tipo de apoyo psicológico al que tendría acceso en su hogar.
También está la cuestión de las representaciones mentales. La expatriación por razones profesionales se juzga de acuerdo con criterios de rendimiento y es muy exigente. Ya sea para trabajar para una gran empresa internacional, un organismo humanitario o cursar unas prácticas laborales de estudiante, mudarse al extranjero suele percibirse como una inversión muy costosa en una nueva oportunidad. Admitir que se tiene un problema es difícil, ya que equivale a reconocer un fracaso o debilidad.
Los problemas más comunes que afrontan los expatriados hoy día son la ansiedad, la depresión, el desgaste profesional y las adicciones (alcohol, drogas y fármacos recetados). En ocasiones los expatriados reciben tratamiento por trastornos de estrés postraumático debido a situaciones graves (asaltos, desastres, accidentes, secuestros, etc.).
¿Cuál es la mejor forma de lidiar con estos desafíos psicológicos?
Es importante que todas las personas que participan en la expatriación (desde recursos humanos y seguridad hasta médicos de empresas y la dirección general) sean conscientes y estén adiestradas acerca de esta repercusión psicológica distintiva. La valoración y detección de los problemas existentes o posibles de un individuo antes de marcharse y a su regreso contribuirá a su salud y bienestar personal y profesional.
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